Uno puede elegir entre ser una persona feliz
y optimista, de mostrase al mundo con una sonrisa pese a todo o ser una persona
triste y negativa que esta todo el día de morros y mal.
Pero nadie es responsable de hacer a otro feliz o no, nadie.
La elección depende de uno mismo, no puedes dejarla
en manos de cualquiera, cada uno es dueño de sí
mismo y sabe lo que le conviene.
Pero hay veces que no podemos solos, necesitamos
a alguien porque tendemos a construir muros...
Los muros que construimos
alrededor nuestra nos protegen contra la tristeza,
o eso intentamos creer, nos auto convencemos de ello
sin percatarnos de que realmente lo que están
consiguiendo es impedir que nos llegue la felicidad. A
ese ''alguien'' debemos saber elegirlo también y
debemos tener en cuenta que no siempre dependeremos
de esa persona aunque sepamos que estará ahí para lo
bueno y para lo malo, que nos apoyará en todo
momento y que nunca nos faltará, porque él o ella
también necesitaran ayuda en algún momento y tienen que saber que pueden contar
con nosotros siempre. Lo que quiero decir es que a veces nos veremos obligados a
anteponer nuestra felicidad a la de otra persona pero sin pensar que su felicidad depende
de nosotros mismos.
Disfrutamos del calor porque hemos sentido el frío. Valoramos la luz, porque conocemos la oscuridad. Y comprendemos la felicidad porque hemos conocido la tristeza.
Sueña lo que quieras soñar, ve a donde quieras ir, sé lo que quieras ser, haz lo que quieras hacer, pero lucha por todo lo que quieres tener, porque tienes tan sólo una vida y una oportunidad para hacerlo y si no lo consigues, al menos podrás decir que lo has intentado... No hay nada más triste que ver lo que podrías haber logrado y ni siquiera nunca lo hayas intentado...
Porque pueden quitarnos el sueño
pero no las ganas de soñar
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